El sofá Ikea huele a productos químicos

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Ikea diseña, fabrica y vende una amplia variedad de muebles listos para construir, como escritorios, juegos de comedor, sofás, estanterías y camas. Para evitar que los materiales se deterioren durante el almacenamiento y el envío, Ikea trata rutinariamente los componentes de los muebles y el embalaje con agentes aglutinantes, retardantes de llama y otros productos químicos. Si bien esto puede ayudar a preservar la vida útil del artículo, puede causar que el producto terminado emita un olor desagradable.

No es inusual que los muebles nuevos emitan un olor penetrante y químico.

Desgasificación

Ikea utiliza habitualmente adhesivos, lacas, vinilos y telas sintéticas para crear muebles resistentes y duraderos. Una vez que se ensambla un artículo, los materiales quedan expuestos a la humedad ambiental, el aire y la luz solar. Estas sustancias naturalmente hacen que los materiales se degraden. A medida que se descomponen, los compuestos utilizados en el proceso de fabricación comienzan a disiparse, dejando las fibras y telas de un artículo determinado y entrando en el entorno. Este proceso, conocido como "desgasificación", produce un potente aroma químico. Si bien es más común en muebles nuevos, la desgasificación puede ocurrir en productos de cualquier edad.

Viejo sofá de Ikea

Los que tienen la suerte de heredar un sofá Ikea deberían estar contentos, ya que la compañía es conocida por sus piezas duraderas pero llamativas. Sin embargo, en el pasado, Ikea trataba regularmente los marcos de madera, madera contrachapada y piezas de aglomerado con formaldehído. A medida que la madera tratada químicamente envejece, puede liberar formaldehído en el aire, causando un hedor notable. Si bien el formaldehído se desintegra rápidamente una vez que ingresa a la atmósfera, la exposición a los humos puede provocar dolores de cabeza, ojos llorosos, picazón en la piel o irritación del tracto respiratorio. Si un viejo sofá Ikea comienza a oler, mueva el artículo a un área abierta durante dos o cuatro semanas para que los químicos se descompongan.

Nuevo sofá Ikea

Ikea ha tomado una serie de medidas para reducir la desgasificación y producir muebles ecológicos; Sin embargo, un nuevo sofá Ikea aún puede producir olores potentes. Si bien Ikea ha reducido la cantidad de productos químicos nocivos que usa en sus productos, las cajas de cartón en las que se almacenan la mayoría de los artículos se tratan rutinariamente con agentes aglutinantes para ayudar al paquete a mantener su forma durante el envío. Los cojines y la tapicería pueden absorber los productos químicos del embalaje; en consecuencia, un nuevo sofá puede liberar vapores malolientes durante varias semanas mientras los compuestos se desintegran.

Remedio casero

Para reducir el efecto de la desgasificación, trate el sofá con una variedad de compuestos que huelen mal, como el carbón, el café molido o el bicarbonato de sodio. Simplemente coloque una cucharada del material elegido en el centro de un filtro de café, selle los bordes con cinta adhesiva y meta las bolsitas entre los cojines del sofá. Los materiales naturalmente absorbentes absorben fácilmente los olores en el aire a su alrededor, reduciendo el aroma en el proceso. Reemplace las bolsitas diariamente hasta que el aroma químico ya no sea perceptible.

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